domingo, 15 de abril de 2012

Vida Total


Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados. (Texto completo:  1Cor 15,1-24)

Jesús, creo en tu resurrección. Sería un tonto si estuviera hablando con alguien del pasado, si hiciera depender mi vida de alguien que existió hace miles de años y que gracias a la iniciativa de algunos, ha perdurado su recuerdo en la historia.

Tu resurrección es la posibilidad abierta de Vida nueva para toda la creación. Y esa creación nos manifiesta la vida transformada por acción, sobre todo, del amor.

El mundo camina hacia adelante en la medida que se establecen relaciones fraternas, solidarias, amorosas. Hay esperanza en un futuro definitivo y distinto. Esa esperanza nos mueve a poner nuestro empeño en ir construyéndolo.

 Tú nos lo anunciaste, diste la vida por él, y al resucitar, nos invitas a ser partícipes de algo –Reino le llamaste tú- que ya estamos gustando en esta vida, algo que no va a ser “para los que vengan detrás”, sino la vida definitiva de todos nosotros, los hijos e hijas de Dios.

Señor Jesús, que resucitaste de entre los muertos y nos diste a todos la esperanza en una Vida Total junto al Padre:
Quiero agradecerte este don que nos haces y pedirte que esa esperanza haga que mi vida tenga un único norte: la vida renovada y definitiva que tú nos  ofreces.
 Te lo pido con fe, fundada en los testigos que compartieron contigo tu vida de resucitado. Amén.

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