-
El mundo es ante ti un grano, una gota de rocío
-
Porque lo puedes todo, tienes piedad de todos
-
No detestas nada de lo que has hecho… Señor que
amas la vida
-
Corriges de a poco a los que pecan
-
Como eres dueño de todas las cosas, puedes
también perdonarlas
-
El justo debe amar a todos los hombres
-
Después del pecado les permites que se
arrepientan
El mundo y lo que
contiene te importa mucho, Señor, no tanto por su grandeza (somos una gota en
el universo) sino porque es obra tuya. Somos obra tuya. Por eso te preocupas de
nosotros y nos cuidas como el más preciado tesoro.
Porque somos
criaturas tuyas y no reniegas de lo que hicieron tus manos. Cualquier obra le
parece importante a quien la realizó, independientemente de que lo sea en sí.
Somos cada uno una obra original tuya, nos has dado el soplo de tu Espíritu,
has muerto por nosotros, nos has dado una Vida para siempre… no puedes destruir
lo que hiciste, porque tu amas la vida.
La vida para
nosotros, para mí, es una continua corrección por tu parte. Y debo entender que
es un acto de amor y de paciencia que tienes conmigo. Muchas veces lo he visto
como castigo, como “venganza” por tu parte, como “injusticia” que debo sufrir…
pero tengo que reconocer que son actos de amor con los que me vas mostrando el
camino que lleva a ti. Difícil, Señor, descubrir tu amor en esos momentos de
dolor, o de ira, de injusticia humana… En estos momentos, acepto Señor esas
consecuencias de mis pecados como correcciones amorosas que Tú has querido
hacerme, no para castigarme, sino para evitarme el castigo inaguantable de tu
lejanía.
Acepto, Señor,
el perdón que anticipadamente me das y confío que tu misericordia me convierta
también en hombre justo que ama incondicionalmente a todos los hombres, sin
exclusión. Ayúdame a perdonar como Tú lo haces conmigo, aunque me cueste
recibir como gesto de amor tuyo, el gesto humano inmisericorde y prepotente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario