lunes, 19 de diciembre de 2011

Hablen al corazón: Isaías 40,1-11

Consuelen, consuelen a mi pueblo - dice vuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle bien alto que ya ha cumplido su milicia, ya ha satisfecho por su culpa, pues ha recibido de mano de Yahveh castigo doble por todos sus pecados. Una voz clama: "En el desierto abran camino a Yahveh, tracen en la estepa una calzada recta a nuestro Dios..."


à Consuelen a mi pueblo
Soy tu pueblo, Señor, y necesito tu consuelo. Tú sabes cuánto tiempo llevo clamando a ti y no descubro tu respuesta. Mi corazón se ha ido enfriando y todas tus obras a lo largo de la historia me han parecido falsedades. Pero nunca he renegado de ti, y siempre he confiado en que alguna vez escucharía tu voz.

à Hablen al corazón
Mi cabeza está llena de excusas, de justificaciones… Quiero que me hables al corazón, allí donde se encuentra mi verdad. Estoy cansado de elucubraciones y hasta el pensar se me hace pesado, insoportable. Por eso quiero que me hables al corazón… allí nunca te he dejado, allí siempre he esperado tu palabra, tu consuelo. En el fondo me gusta descubrirte Padre amantísimo, pastor solícito que me recoges en tus brazos, Dios justo que conoces el corazón del hombre…

à Ya ha satisfecho por su culpa
Creo, Señor, quizá orgullosamente, que ya he pagado por mi culpa… Tantos años de desierto, a veces buscado, a veces impuesto… tengo miedo de no sobrevivir. No eres el culpable de mi vida, pero yo tampoco me siento responsable de ella totalmente. Ha habido tantas influencias, tantas circunstancias que interfieren en lo que a uno le gustaría ser… Por eso creo que he pagado por mi culpa. Perdona mi pretensión, pero creo que no puedo resistir mucho más. Consuélame Señor con tu alegría y tu paz.

à En el desierto abran camino a Yahveh
Desde mi sequedad, intentaré abrir un camino para que entres hasta el fondo de mi vida. No es un camino fácil, ni sé si sabré distinguir tu presencia en medio de tantas voces que me llaman, pero quiero poner, Señor, todo mi empeño en que no pases de largo. Mi vida, Señor, no es una ofrenda agradable para ti, pero he tratado de ser fiel a mis compromisos. Quizá más como ejercicio de responsabilidad personal que de respuesta a tu llamada.

à Se revelará la gloria de Yahveh
La gloria sólo se debe a tu nombre, Señor. Que mi respuesta a tu llamada se traduzca en obras a favor de mi hermanos, no para que yo reciba su agradecimiento, sino para que tu seas alabado. Hazme un instrumento que manifieste ante las personas a las que soy enviado, que tú eres la única y verdadera salvación. Que cada “gracias a Dios” que escuche resuene en mi vida como un compromiso cumplido en tu nombre.

No hay comentarios: