martes, 1 de noviembre de 2011

Hay que confiar

"Abrahán y Sara eran ancianos, bien entrados en años, y ella no tenía ya lo que le pasa ordinariamente a las mujeres... Pero Yavé dijo a Abrahán: ...volveré a visitarte dentro de un año, y para entonces Sara tendrá un hijo" (es mejor leer el texto completo: Gén 18,1-15)



àEl Señor se apareció a Abrahán
Cuando más tranquilo estaba, quizá pensando en los días de su juventud, o en la realidad de su vejez, o en su muerte ya próxima. No hay edad para que el Señor se aparezca; siempre sale a la búsqueda del ser humano y no hay que dejar que se pierda la ocasión.

à Alzó los ojos… vio… corrió a su encuentro.
La presencia del Señor tiene una respuesta por parte de la persona que pone sus recursos a su disposición. La llegada del Señor, en forma de cualquier persona, tiene que movernos a descubrirlo, postrarnos ante él y ofrecerle lo mejor de nosotros y de lo nuestro.

à No pases sin detenerte con tu siervo
Es una gracia que pases junto a mi vida cotidiana. Eres tú el que me hace el favor de acercarte a mi rutina. Eres el  que pone la novedad en mi quehacer. Por eso corro a ti y te digo: quédate, no pases sin detenerte con tu siervo.

à Haz como has dicho
Mis pensamientos coinciden con los tuyos cuando se refieren a tratar a los demás con caridad, de ponerme al servicio del prójimo, de cuidar al hambriento, al sediento, al cansado… Entonces estoy recorriendo el camino del Señor.

à ¿Dónde está Sara?
¿Dónde esta tu hermano?  Siempre la pregunta por el otro, de parte de Dios. No soy un personaje aislado, ni mi actividad es sólo personal. Hay tantos implicados en mis respuestas… Formo parte de un Cuerpo, hago un todo con Cristo, cabeza, y todos mis hermanos y hermanas. No soy un privilegiado frente a ellos. Somos privilegiados todos juntos. Dios me pregunta por mi hermano.

à Y promete vida, criatura nueva. De donde humanamente no es posible, saca el Señor la alegría de la Vida nueva. Ante la realidad estéril, el Señor convierte las pesadumbres más ciertas en esperanzas alegres y plenificadoras. Hay que confiar ¿hay algo difícil para el Señor?

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